La Bancada de Diputados Republicanos acudirá a la Comisión de Ética de la Cámara Baja, con el fin de que aumente la sanción al diputado del Partido Socialista, Jaime Naranjo, luego de la agresión física que éste protagonizó en contra de su par José Carlos Meza, durante la sesión especial por el caso ProCultura, el lunes pasado.
En efecto, para los legisladores de oposición, la sanción del 15% de la dieta parlamentaria y el no tomar la palabra durante siete sesiones siguientes del Hemiciclo, impuesta contra Naranjo por la agresión, no es suficiente.
En este sentido, anunciaron que presentarán un escrito en las próximas horas con el fin de que se imponga la más alta sanción estipulada en el reglamento interno de la Cámara de Diputados, esto es: multa por el 50% de la dieta parlamentaria y la prohibición de representar a la Cámara en cualquier instancia nacional o internacional durante el resto del período legislativo.
Los legisladores Republicanos se basan en que el Artículo 92 inciso final establece que “el que por vías de hecho agreda a otra persona durante una sesión será sancionado directamente”.
“Creemos que la agresión física del diputado Naranjo contraviene todos los estándares que como Cámara de Diputados nos hemos dado para el buen funcionamiento democrático. No corresponde lo que él hizo y el reglamento es clarísimo, por lo que creemos que el parlamentario agresor debe recibir la máxima sanción establecida en el reglamento interno de la Cámara”, sostuvo el jefe de la Bancada Republicana, Cristián Araya.
Asimismo, a juicio de los parlamentarios, el texto del reglamento da cuenta de que “no existe una graduación en la agresión, ni se requiere análisis de gravedad: el solo hecho de agredir —aunque sea mínimamente— activa de pleno derecho una sanción disciplinaria severa”.
“El reglamento no deja margen de interpretación: cualquier agresión física dentro de la Sala activa automáticamente una sanción ejemplar, cuyo objetivo es resguardar la integridad del debate parlamentario y la dignidad de la labor legislativa. En definitiva, se establece un estándar ético mínimo que deben observar quienes ostentan el honor de representar a los chilenos. La integridad física de los parlamentarios no se puede relativizar, ni supeditarse a pasiones circunstanciales”, señalan los legisladores en el documento.